sábado, 15 de marzo de 2008

¡Empezaron el jardín!



Para que salieran del cascarón buscamos (y encontramos) un lugar colorido, alegre, amigable y bien serio; lleno de animalitos de granja, una huerta, arenero grande, mucho sol y espacio para correr; paredes que se pueden pintar, lavar y llenar de espuma sin que nada de esto reciba más que elogios... quiere decir que NOSOTRAS estamos muy conformes con esta elección y hasta con la primera semana de clases-adaptación.

Lucía se cuelga del portón de entrada y lo samarrea para entrar. Ya en su sala todo ese vigor se torna tranquilidad expectante, participación tranquila y mirada aguda. Martina llora en la vereda, pero entra. Mira qué hay para hacer y, en general, la propuesta la subyuga. Participa un ratito, llora y dice Mamá, y así sucesivamente. No sé si están, por ahora tan conformes como nosatras con la idea del jardín.

Sin embargo, las dos salen felices, cuentan algo de lo que hicieron con su media lengua de los veinte meses, cantan, aplauden y nombran a sus maestras. Me parece que les gusta más el recuerdo que la estadía, pero sólo hace una semana que van y todo es muy distinto y muy grande.

En cuanto a la aceptación de nuestra familia tenemos que contarles que trasciende la tolerancia para llegar al respeto y eso nos llena de alegría.

Nuevo encuentro: ya nos están pidiendo fecha... estamos de acuerdo, ya es tiempo, pero tenemos el problema del lugar. Si alguien sabe de alguno, escriba y organizamos. Muy pronto, noticias al respecto.