
Nunca pensé que llevar a las nenas a la plaza (cosa que toda madre que se precie de tal disfruta) podría ser para mí una experiencia tan estresante. Tratamos de llevarlas siempre que podemos, si es todos los días, mejor. Empezamos por la que nos queda a tres cuadras, lamentablemente está frente a un colegio y encima nuestros horarios libres, juntas o separadas, coinciden con la salida de los niñitos de su escuela, como no podía ser de otra manera, y no contentas con las cinco o seis horas que los chicos pasan allí, las madres los pasan a buscar y se los llevan a la plaza para que desgasten otro poco más y, de paso, les rompan menos las pelotas a ellas. Las mismas se sientan una al lado de la otra, y mirando a sus hijos, muy de vez en cuando, porque para eso tienen que dejar de hablar les dicen: Noooooooo, dejala que es muy chiquita, Noooooooo devolvé eso, Nooooooooo la vas a tirar, Noooooooo de los pelos no, chicos. Martina y Lucía rebotan de un lado al otro, cuando les sacan sus juguetes yo les digo que son para compartir, qué mierda entiende un bebé de un año y tres meses de compartir, pienso, y corro de un lado al otro tratando de sacar a una de arriba del caño en el que la pusieron y a la otra que llora porque la sacaron del carro rojo y al que se subieron por lo menos media docena de chicos (obvio no fue pensado para tanto peso). Siempre pienso por qué mierda no moverán el culo estas hijas de puta, si los que hacen este quilombo son sus hijos y no las mías.
El resultado de todo esto fue que cambiamos de plaza, yo volvía estresada y desarmada de tanto correr, ésta queda a ocho cuadras pero por lo menos no tiene ningún colegio tan cerca y debe ser más tranquila, pensé.Me equivoqué.
Ésta es una plaza tomada por cinco o seis madres habitués con cinco o seis monstruitos pequeños peores que los anteriores y más chiquitos pero no menos destructores porque no sólo les sacan los juguetes sino que se los rompen y gran escándalo a la hora de devolvérselos, estos chicos no se las llevan por delante, directamente les pegan, opté por no llevar más juguetes, obvio que el carro fue otra fuente de conflicto, así que también suprimimos el carro. Cada vez que aparece un perro callejero nuestras nenas se le tiran encima desesperadas y estas hijas de puta los sacan literalmente a las patadas, por tiernos cachorritos que sean. Obviamente tampoco levantan el culo ante alguna gresca y gritan mucho más fuerte que las de la otra plaza, porque la distancia del banco en el que se sientan a comer bizcochos es mucho mayor.En definitiva, me pregunto...seré Yo? Pau